Las grandes travesías marítimas comenzaron allá por el S.XV, con la aparición de los grandes navíos. Estas travesías eran viajes de larga duración que cruzaban de un lado a otro el Océano Atlántico a lo largo de los cuales el agua potable y los alimentos frescos se agotaban afectando a la salud de los tripulantes dando paso a numerosas enfermedades. Una de las peores era el escorbuto.