Escorbuto: la avitaminosis que mataba marineros

Las grandes travesías marítimas comenzaron allá por el S.XV, con la aparición de los grandes navíos. Estas travesías eran viajes de larga duración que cruzaban de un lado a otro el Océano Atlántico a lo largo de los cuales el agua potable y los alimentos frescos se agotaban afectando a la salud de los tripulantes dando paso a numerosas enfermedades. Una de las peores era el escorbuto.

Antonio Pigafetta escribió lo siguiente en 1522 durante la expedición de Magallanes que circunnavegó la Tierra por primera vez:

“Miércoles 28 de noviembre, desembocamos por el Estrecho para entrar en el gran mar, al que dimos en seguida el nombre de Pacífico, y en el cual navegamos durante el espacio de tres meses y veinte días, sin probar ni un alimento fresco. El bizcocho que comíamos ya no era pan, sino un polvo mezclado de gusanos que habían devorado toda su sustancia, y que además tenía un hedor insoportable por hallarse impregnado de orines de rata. El agua que nos veíamos obligados a beber estaba igualmente podrida y hedionda. Para no morirnos de hambre, nos vimos aun obligados a comer pedazos de cuero de vaca con que se había forrado la gran verga  para evitar que la madera destruyera las cuerdas. Este cuero, siempre expuesto al agua, al sol y a los vientos, estaba tan duro que era necesario sumergirlo durante cuatro o cinco días en el mar para ablandarlo un poco; para comerlo, lo poníamos en seguida sobre las brasas.

A menudo aun estábamos reducidos a alimentarnos de serrín, y hasta las ratas, tan repelentes para el hombre, habían llegado a ser un alimento tan delicado que se pagaba medio ducado por cada una.

Sin embargo, esto no era todo. Nuestra mayor desgracia era vernos atacados de una especie de enfermedad que hacía hincharse las encías hasta el extremo de sobrepasar los dientes en ambas mandíbulas, haciendo que los enfermos no pudiesen tomar ningún alimento. De éstos murieron diecinueve y entre ellos el gigante patagón y un brasilero que conducíamos con nosotros.

Además de los muertos, teníamos veinticinco marineros enfermos que sufrían dolores en los brazos, en las piernas y en algunas otras partes del cuerpo, pero que al fin sanaron. Por lo que toca a mí, no puedo agradecer bastante a Dios que durante este tiempo y en medio de tantos enfermos no haya experimentado la menor dolencia.”

Antonio Pigafetta ¿de verdad había que ser tan explícito? ¿incluso con las ratas?

Nuestro amigo Pigafetta está describiendo el escorbuto. El escorbuto es producido por consumo insuficiente de vitamina C (o ácido ascórbico). La vitamina C es necesaria para la formación y mantenimiento adecuados del material intercelular, sobre todo del colágeno. Para que entiendas, nuestras células son los ladrillos de una pared, el colágeno es el cemento que los mantiene unidos.

Síntomas del escorbuto:

  • Palidez
  • Ojos hundidos
  • Hemorragias de las encías y otras mucosas
  • Cicatrización lenta y reapertura de heridas
  • Pérdida de dientes
  • Formación ineficiente de la dentina y el tejido óseo

El ácido ascórbico lo aportan principalmente frutas y hortalizas. En menor medida la leche también aporta vitamina C y, en última instancia, casi cualquier alimento fresco aunque sea en cantidades muy bajas. Como te puedes imaginar, ningún alimento fresco era abundante en las grandes travesías y el escorbuto hacía estragos entre las tripulaciones. En 1558 fue el causante de 600 bajas entre los 2300 marineros de Sir Francis Drake.

Pasaron años hasta que el cirujano de la Marina Británica James Lind quién se dio cuenta, un poco por casualidad como ocurrieron muchos de los grandes descubrimientos, de que los marineros enfermos mejoraban al tomar cítricos. Era imposible que los cítricos frescos durasen toda la travesía, sólo podían tomarlos cuando llegaban a puerto (los que llegaban). Los marineros bebían mucho ron, y fue justo su amor por el ron la solución al escorbuto.

El ron, como todas las bebidas alcohólicas de alta graduación, no se estropeaba durante las travesías. Nelson, cirujano británico reparó en esto  y decidió probar suerte echando zumo de limón al ron ¡bingo! El problema se resolvió.

¿Por qué?

Aunque Nelson no lo sabía nosotros sí lo sabemos. La vitamina C cristaliza con el alcohol, lo que permite que conserve sus propiedades intactas. El farmatruco de Nelson ¡Sí! ya había farmatrucos en el S.XIX se extendió por todas las tropas del Imperio Británico rápidamente.

Gracias al ron con zumo de limón empezó la navegación non-stop por todo el Globo Terraqueo y se acabaron las bajas por escorbuto. Las bajas por cirrosis ya son otra historia…

Para finalizar mi relato te contaré a modo de anécdota que España, que era quien servía los limones a los británicos, dejó de exportarlos a principios del SXIX por la Guerra de Independencia lo que causó centenares de muertos entre los marineros británicos por escorbuto hasta que compraron limones a Sicilia, ya que Reino Unido no los producía.

¿A que nunca hubieras imaginado que los limones tuvieran tanto poder?

Como queda evidenciado en este post mantener una dieta sana y equilibrada es fundamental para tener una buena salud. Somos lo que comemos, así que, no me voy a cansar de repetirte: come bien, fuera comida rápida y fritangas.

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Fuentes:

  • Viaje alrededor del globo. Antonio Pigafetta.
  • FAO

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